La Focaccia.

Gracias a que este verano no tengo que hacer pan, porque me lo hacen Iban Yarza, Dan Lepard & company, he decidido lanzarme con masas que nunca había hecho. Ayer le tocó el turno a la Focaccia, tenía desde hace un par de días una masa en el frigorífico con harina de fuerza, agua y levadura, la saqué para que cogiera temperatura y le añadí bastante virgen extra, hasta dejarla muy húmeda.
La estiré con las manos en una bandeja de horno enharinada y la dejé fermentar unos 50 minutos; entonces le puse más virgen extra, tomates Cherry, sal en escamas y pimienta molida. Precalenté el horno a 200 grados y metí mi Focaccia, 8 minutos y ya estaba lista.

Primero la tomé de aperitivo con unas aceitunas, unas alcaparras y unas hojas de albahaca fresca que le puse por encima.

Por la noche la corté en cuadraditos y la junté con un par de tomates de ensalada, bien de vinagreta y unas hojas de salvia, una ensalada espectacular.

Y esta mañana como colofón, la he abierto como un bocadillo, la he tostado un poco en la plancha y la he rellenado con jamón, un desayuno en condiciones para empezar bien el día.