Un Pincho de Bonito en Escabeche.

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A veces tendemos a sobrevalorar lo que no tenemos, nos parece que si lo conseguimos seremos felices hasta reventar.
Así pasa con la comida que nos daban cuando éramos unos niños. Sabores de la infancia que alabamos y recordamos con una precisión total, sobre todo si ya no los comemos. Ahí es cuando más veneramos ese arroz con leche que nos hacía la abuela, las torrijas de la tía del pueblo o aquellos pestiños que te hacía la madre de tu primera novia.
Todo esto viene a cuento gracias a un regalo que me hicieron ayer, una lata de bonito en escabeche que me trajo Matteo, un producto sencillo capaz de hacerme retroceder más de 25 años.

Mi padre tenía un bar que abrió en 1969, se especializó en Jamón de Jabugo, Lomo Ibérico, Chorizo cocido, Tortilla de patatas (de ahí mi obsesión), tabaco de contrabando… Lo normal.
Por aquellos tiempos, en la barra no se servían grandes florituras, unas gildas, algún huevo cocido con mayonesa y gamba y el pintxo de bonito en escabeche que me ha hecho escribir esto.
Mi padre abría la pandereta de bonito, sacaba una rodaja encima de la tabla, retiraba la parte oscura y cortaba rectángulos a los que luego les insertaba un palillo. Picaba cebolla y pimiento verde y añadía un poco del escabeche de la lata y un chorro de aceite de girasol. Sí, por aquellos tiempos el aceite de girasol mandaba en las cocinas de Donosti.
Sacaba la fuente a la barra y dejaba patata haciéndose al fuego para la siguiente tortilla, siempre había patata haciéndose en aquella cocina y cada vez que entrabas tenías que darle una vuelta.
Mientras servía vinos, cervezas, cafés, atendía al público, no perdía detalle de la corrida televisada, cortaba jamón y pasaba por la cocina a remover la patata, siempre sacaba un hueco para ir regando con el líquido de la fuente los pintxos de bonito en escabeche.

Ese es el sabor que gracias a Matteo he podido recordar, o que gracias a mi padre, nunca podré olvidar.

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22 respuestas a Un Pincho de Bonito en Escabeche.

  1. Incluso cuando olvides el sabor del escabeche seguirás recordando a tu padre. Su sabor y su olor es algo que no se olvida nunca ❤
    😉

  2. Marta_olass dijo:

    Qué bonito! Aúpa Juan, aúpa Matteo.

  3. kikecalvo dijo:

    A seguir reivindicando la memoria…

  4. blanca dijo:


    un pequeño homenaje tambien para esas mujeres que tanto han trabajado en el escabeche.

  5. Paloma dijo:

    Me ha encantado tu post,vaya diferencia de como se llevaba un bar antes,es entrañable y…vaya pinta tienen eseos pinchos

  6. Pili dijo:

    Yo comí muchas tortillas de patata ahí!! Q recuerdos, me encantaba!!! Y mi familia tb! Tu padre siempre atento a todos!

  7. Liacice dijo:

    ¡Me encanta el escabechado!. En el conejo, las codornices, las perdices, el atún fresco, en lata, en las otras conservas,… Todo en escabeche. No aguanto las sardinas en tomate, las latas de mejillones (o cualquier otro marisco por muy gallego, por muy «de calidad» que sean) en salsa de vieiras me saben todas igual, el atún o bonito en aceite (si es de oliva y es ventresca, vale), aceptado que es un deleite pero donde esté la «pandereta» (así la llamábamos también nosotros en mi familia) de atún frito y escabechado luego… ¡Uhm!. Porque es día de laburo que si no…
    Pero estoy de acuerdo. Las condiciones no son las mismas así que el vermú de los domingos, aunque sea con un pincho de escabeche (a mí me gustaba ese «bocata» hecho a base de pepinillo relleno de escabeche que me duraba horas) asomando en la barra, no es igual. No sabe igual. Lo mismo me pasa con las tortillas. Ni los huevos deben ser los mismos ni las gambas, el escabeche o el queso. Las de mi abuela, siempre, infinitamente mejores. Siempre, por muy frescas, muy recién comprados los ingredientes, muy comerlos nada más hacerlas, sin recalentar,… siempre me parece que están insulsas. ¿Tal vez, sea el aceite?. Me has hecho replantearme eso. Aunque bien sé que no. Lo que no es el mismo es mi nostálgico paladar que añora esos bares, esos lugares familiares, con esas personas,…¡Habrá que asumirlo y dejar de buscar el sabor ideal!. Un beso escabechado, Loren

  8. Anónimo dijo:

    El pintxo mitico del tamboril ¡¡¡¡¡¡ ahi iba yo con mi padre los domingos , mosto y pinxto de bonito …..cuando vuelvo , lo sigo tomando ¡¡¡¡¡

  9. matt dijo:

    Sabores que nos llevan a otros tiempos! Un rubio wiston «americano» en una mano y un pincho «escabeche» en la otra; media camisa con chorron y la otra media quemada. Y pa´ casa.

  10. ¡Qué raro!, un pincho sin AOVE… ni espumas, ni agar-agar… tendré que probarlo, quizás se ponga de moda esta extraña forma de tapear 😉

  11. Meri Pascual dijo:

    Justo el sábado estuvimos en mi casa comentando lo buenísima que estaba la tortilla de patata del Majusi (según mi madre la mejor que ha probado en su vida) y el ambiente que tenía. Yo me acuerdo más de las croquetas, los cruasanes y de tu padre de un lado al otro sin parar un segundo. ¡Quién pudiera teletransportarse un rato al Majusi y tomarse un pintxo de esos que uno sabe de qué son!

  12. makotogim dijo:

    En dos palabra: Joder con el pintxo!!!!

  13. Ana dijo:

    ¡Ole tu padre con ese bar y esos pinchos!
    Me hubiera encantado crecer así

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