
Incorporar rutinas al día a día es la forma que tengo de ir haciendo lo que me gusta tener en casa habitualmente. Lo que el primer día es algo complicado y que nos quita mucho tiempo pasa enseguida a ser cotidiano.
Este pan lo empecé a hacer con mi hermano Juan cuando trabajaba en Basollua. Allí empezó nuestra fascinación por el pan casero. Pero yo no encontré esa supuesta relajación en el amasar. Me relajo limpiando verduras, pelando patatas, desplumando palomas, fregando platos o fileteando pechugas de pollo, pero me di cuenta que lo de las masas, no era para mí.
Haciendo inventos nos salió este pan, el pan Herrero o como dice la Sra. Webos, pan sin gilipolleces. Llevamos años desayunando con él los Lorentzeritos y yo. De vez en cuando me pica la curiosidad y preparo una masa madre y algún pan, sobre todo de centeno, pero se me pasa enseguida. Lo mío es la búsqueda de lo práctico, la excelencia de lo cotidiano.

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